El pasado lunes se publicó el segundo artículo, de la serie de tres, relativo a la gestión de oficinas de farmacia en el Club de la Farmacia, blog dirigido a farmacéuticos del Laboratorio Almirall.
La creación de una marca propia para su farmacia, además de la finalidad lucrativa evidente, consigue algo aún más importante: la fidelización de los pacientes.
La oficina de farmacia genera confianza por su esencia sanitaria y comercialmente es un negocio con gran afluencia de personas de todos los estratos. Estas dos características bien aprovechadas pueden convertir a una farmacia en el epicentro del cuidado de la salud del barrio o pueblo en el que se encuentre. Cualquier servicio o producto que lance una farmacia y se dé a conocer por los empleados, será en poco tiempo conocido por toda la población diana del nuevo producto sin apenas gasto en marketing.
La presencia de una amplia gama de servicios y productos distintos, posibilita la realización de nuevas ofertas promocionales y campañas de fidelización de clientes a través de la sinergia que crean entre sí los distintos productos ofertados en la farmacia: si por la compra de cosméticos regalas la primera sesión de caviterapia o depilación, te estás asegurando que la cliente contrate las cuatro siguientes para terminar el tratamiento.
En este punto hay que recordar la prohibición de ligar estas campañas promocionales a la dispensación de medicamentos, pero que mientras esperas a tu sesión de cavitación o nutrición recuerdes que tienes que comprar tu tratamiento o el de tus hijos es totalmente legal.
Por último, otra de las ventajas de crear una marca blanca en la farmacia es que el personal normalmente cuenta con alta cualificación profesional lo que hace posible centrar toda la inversión de recursos en equipamiento y material de calidad para marcar la diferencia con posibles competidores.
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